Localización
El museo está ubicado a unos 12-14 metros de profundidad en las claras aguas próximas a la costa sur de Lanzarote, en la Bahía de Las Coloradas, un enclave elegido fundamentalmente por las características físicas del suelo submarino, abarcarcando una superficie de 2.500 metros cuadrados que será accesible para buceadores y submarinistas, y se constituirá en foco de atención turística y cultural.
El Museo incluye una entrada y una salida y las esculturas se ordenan en una secuencia de 12 instalaciones.
El primer conjunto de esculturas lo foman “Los Jolateros”, un grupo de niños en sus pequeños barcos que sirven de homenaje a una tradición de la isla de Lanzarote. Seguidamente podemos ver “Inmortal”, moldeada a partir de un pescador local de La Graciosa, la escultura esta formada por una serie de palos de hormigón que representan una pila funeraria. “La lancha de Lampedusa”, haciendo referencia a la crisis de refugiados que se vive actualmente y, junto a esta imágen trágica, se encontrará con una pareja haciéndose un selfie,“Desconectado”, guiño del uso de las tecnologias y de la falta de empatía. El siguiente conjunto escultórico lo componen 35 estatuas de humanos caminando hacia una misma dirección, se denomina “Cruzando el Rubicón”, que significa el punto de no retorno. Los modelos usados para éstas fueron residentes de la isla de Lanzarote. Seguidamente se encontrará con esculturas híbridas mitad humanos, mitad cáctus, que nos enséñan los principales cáctus de la
“El Portal” representa una joven chica híbrida mirando hacia un gran espejo cuadrangular que refleja la superficie del océano en movimiento. Formando parte del jardín híbrido, el concepto pretende retratar agua en el agua, una interfaz o espejo hacia otro mundo, el mundo azul. El espejo se eleva sobre una serie de estructuras con forma de cactus que contienen una serie de pequeños compartimentos y de “estaciones vivas” diseñadas para atraer pulpos, erizos de mar y peces juveniles.
“Desregulado” consiste en un parque infantil en el que juegan trajeados hombres de negocios. Un columpio y dos balancines que demuestran la indiferencia y arrogancia del mundo corporativo hacia el mundo natural. Uno de los balancines hace referencia a una bomba de extracción de petróleo, una observación sobre el control de estos combustibles fósiles y de su uso desregulado. El otro refleja la presión que realizamos sobre las especies marinas y su colapso final si no la controlamos.
“Giro Humano” es la última pieza del Museo Atlántico es el remolino humano, un conjunto de alrededor de 200 obras figurativas a tamaño real que crean una gran formación circular. Los modelos que la componen son personas de todas las edades y estilos de vida. La posición de las figuras crea una compleja formación como arrecife habitable por especies marinas y constituye una emotiva despedida para los visitantes al final del tour. La instalación artística nos recuerda que hemos evolucionado desde la vida marina y que todos estamos sujetos a los cambios y a la voluntad del océano. La pieza personifica nuestra desnuda vulnerabilidad al poder inherente del mar y nuestra fragilidad frente a su inmensa fuerza y ciclos. De él proviene el oxígeno que respiramos, regula nuestro clima y constituye una fuente vital de nutrientes para millones de personas.
Una visita al Museo Atlántico puede que nos conduzca a un mejor entendimiento de nuestra relación con el medio marino y a apreciar la necesidad de valorar y proteger este frágil ecosistema para salvar nuestras propias vidas.